Si te acabas de enterar de que debes cuidar tu piel en invierno de manera distinta de la que lo haces en verano, o si, aunque ya lo sabías, no tienes muy claro por qué ni cómo hacerlo; por favor, sigue leyendo. Sigue leyendo porque este post te interesa, y mucho. Y sigue leyendo, sobre todo, porque después de enterarte de lo que te voy a contar… sabrás cómo recuperar el bienestar y el equilibrio de tu piel durante esta estación.
La piel se ve muy influenciada por muchos factores externos, entre ellos el clima y las estaciones. Seguro que has notado que tu cutis no se comporta igual con un calor de muerte que si vas a esquiar unos días. No te envía los mismos mensajes y es lógico, porque se enfrenta a escenarios y agresiones muy diferentes.
Qué es lo que cambia en el escenario de invierno
Durante el invierno o en esas temporadas en las que hace frío y mal tiempo, estás más horas en el interior. Además, para poder estar a gusto en tu casa, trabajo o donde te encuentres, se encienden las calefacciones y ahí ya está la primera gran diferencia.
Humedad
La calefacción tiene como efecto secundario resecar el aire de la estancia y, por lo tanto, estamos expuestos durante muchas horas al día a ambientes más secos de lo habitual.
Por otro lado, el aire caliente es capaz de aceptar una mayor cantidad de agua en forma de vapor (llamada humedad relativa) que el aire frío. De esta manera, cuando tenemos aire más frío en invierno y lo calentamos con calefacción, estufas o chimeneas, el aire empezará a incrementar la máxima cantidad de agua que puede llegar a sostener.
¿Y esto es malo? Pues sí, porque todo lo anterior hace que la humedad relativa baje drásticamente. Y esto no le va a gustar nada a tu piel (luego te cuento por qué, sigue leyendo 😊). Si la humedad relativa es muy baja, el aire tiende a “tomar” humedad de todo lo que toca, incluida tu piel. Y si la humedad es muy alta, tiende a “dar” humedad a lo que le rodea.
Temperatura
La temperatura afecta de manera directa e indirecta sobre la piel. En general, tu piel tendrá menos agua en su interior con el frío. La cantidad de sudor suele ser más pequeña y los vasos sanguíneos de la piel se contraen para mantener el calor, irrigando menos a la piel. Por todo esto, se produce menos sebo o grasa, que es necesario (sin excesos) para la barrera protectora natural de la piel.
Además, los cambios bruscos de temperatura del exterior al interior tampoco ayudan.
Viento
El agua está constantemente evaporándose de la superficie de tu piel. Cuanto más viento haya, más rápido se producirá esta evaporación y habrá más agua disponible para “irse” de tu piel.
Ahora sí, ¿todo esto como afecta a tu piel?
Como ya te he comentado antes, los factores del invierno hacen que tu piel pueda estar más seca, más deshidratada, con una función barrera disminuida y más sensible.
Los cambios de temperatura se traducirán en una liberación de histamina. ¿Hista-qué? Esta sustancia de nombre tan raro es habitual y necesaria en el cuerpo y en la piel. Pero en exceso puede ayudar a desencadenar irritaciones, picor, rojeces, alergias y brotes de tipo dermatitis, psoriasis, etc. Por eso, las pieles que tienen este tipo de problemas suelen ver sus síntomas empeorar en invierno.
La baja humedad del aire dificulta el desprendimiento de las células muertas de la piel. Además, las glándulas sebáceas forman menos sustancias necesarias para el mantenimiento del manto hidrolipídico.
Esto hace que tu piel esté más seca y que sea más fácil que se desestructuren sus capas superiores, haciendo que se pierda más agua y que aísle peor de las agresiones externas (reducción de su función barrera). Y por último, empeora la situación de micro-inflamación de la piel.
Lo esencial de cómo cuidar tu piel en invierno
Visualmente tu piel va a estar más rugosa, menos suave, más deshidratada. Puede estar algo enrojecida o incluso más irritada. Menos luminosa.
Y la suma de todo esto hará que se empiecen a notar más las líneas de expresión de tu rostro, sobre todo las de aquellas zonas con piel más fina. Pero tranquilx, porque te voy a dar unas claves para que sepas cómo cuidar tu piel en invierno, durante los meses de frío.
- Usa cremas un poco más densas que en verano para aportar un poco de nutrición extra a tu piel. No hace falta que sean muy untuosas, sobre todo si tu piel es grasa o mixta, pero sí que tengan un poquito más de fase grasa que las que usas cuando hay mejor tiempo. Hará que notes tu piel más confortable y menos tirante.
- Busca productos que ayuden a la correcta restauración de la función barrera de la piel. Esto se consigue ayudando a la piel con su factor natural de hidratación, su cemento lipídico y la estructuración de las capas superiores. Y ayudará a prevenir irritación y calmar.
- Activos para ayudar a disminuir la micro inflamación de la piel (¡cuidado! Utilizamos el término cosmético, no una inflamación médica).
- Productos que ayuden a tu piel a sobre llevar mejor los cambios bruscos de temperatura son esenciales para cuidar tu piel en invierno.
- Ayuda a las células muertas a que se desprendan correctamente de la superficie de la piel. Según sea tu tipo de piel, sería mejor evitar la exfoliación física o mecánica, priorizando otro tipo de productos.
No solo de cosmética vive la piel
No solo con productos cosméticos puedes ayudar a tu piel a mantener su equilibrio y bienestar durante los meses más fríos del año.
El uso de humidificadores pueden ayudar mucho a evitar el resecamiento de las capas más superficiales. Pero tendrás que tener un poquito de cuidado, porque un exceso de humedad tampoco es bueno para la piel. Para ayudarte, puedes usar sensores de humedad (aparatos de domótica que hoy en día se encuentran fácilmente) y controlar la humedad relativa de tu casa.
Sé que en invierno apetece mucho una ducha bien calentita y estar ahí metidxs un buen rato. Pero realmente a tu piel esto no le va a ir nada bien. Intenta que tus duchas no sean con agua demasiado caliente. Y tampoco demasiado largas.
También la alimentación juega un papel importante. Beber suficiente agua es importante, pero no necesariamente tiene que ser agua sola sin más. En invierno apetecen más las cosas calentitas, así que ¡sácale partido! Infusiones, calditos ricos y calentitos o incluso sopas también cuentan para el cómputo global de agua diaria.
Espero que todos estos consejos te sirvan para mantener tu piel en buen estado durante el invierno. Me encantaría que, si tu también tienes algún truquito o consejo para llevar mejor estos largos meses de frío, lo compartas con nosotras para seguir aprendiendo.