Hoy quiero hablarte de las causas por las que se produce el envejecimiento de tu piel para que entiendas qué puedes y qué no puedes conseguir con tus cosméticos. También te ayudará a saber elegir mejor el producto que más necesitas y a entender la importancia de empezar a cuidarte lo antes posible.
¿Cuándo empieza a aparecer el envejecimiento en tu piel?
En realidad, hay una gran variabilidad entre las distintas personas en cuanto a la edad en la que comienza a hacerse patente el envejecimiento de la piel. Sin embargo, como media se sabe que empieza a manifestarse en torno a los 25 años. Al principio es muy difícil de notar visualmente, pero los cambios biológicos y bioquímicos ya comienzan a producirse lentamente.
Sin embargo, es a partir de los 35 cuando si que empiezan a notarse visualmente en la mayoría de los casos. Tienes que tener en mente que la intensidad de esos cambios y que se produzcan mucho antes o más o menos a partir de esta edad, dependerá del cuidado que hayas tenido los años anteriores.
Y es que se sabe que una piel protegida, cuidada y mantenida en buenas condiciones, se ve menos afectada por estos cambios fisiológicos. ¿Esto significa que envejece menos? Sí y no. Esto significa que los efectos se deberán principalmente a los cambios fisiológicos sobre los que no podemos actuar, pero no debido a los factores externos que aceleran y precipitan todo este proceso.
¿Por qué aparece el envejecimiento de la piel?
El envejecimiento de tu piel y de tu cuerpo en general es algo inevitable. Es parte de la propia vida y te cuenten lo que te cuenten, no puedes revertirlo, ni evitarlo. Pero, ¿por qué envejece nuestra piel?
El envejecimiento de la piel es un proceso muy complejo, que no solo de debe a una causa. Se define como un conjunto de mecanismos fisiológicos que alteran las capacidades físicas del organismo. El envejecimiento de la piel no es más que las consecuencias visibles de este proceso. Además, incluso a día de hoy, no se conoce completamente todo el proceso asociado al envejecimiento cutáneo.
Lo que sí se sabe, es que las células tienen un número limitado de divisiones que pueden llegar a hacer a lo largo de toda la vida. Cuando llegan a su número máximo, se quedan ahí funcionando metabólicamente, pero sin poder replicarse y sin ser tan eficientes en su trabajo como lo eran antes. Además, sueltan sustancias que van poco a poco dañando a las células y estructuras que se encuentran a su alrededor. A esto se le llama senescencia.
Por otra parte, también se sabe que el desorden de ciertas partes del sistema inmunitario por la inflamación crónica de baja intensidad y la inmunosenescencia favorecen la aceleración de todos estos procesos en mayor medida de lo que “naturalmente” deberían aparecer.
Todas estas numerosas interacciones biológicas, bioquímicas y físicas resultan en un daño a todos los niveles de la piel, es decir, afecta a todas las capas, células y estructuras.
Qué puedes llegar a controlar tú del envejecimiento de tu piel
El conocimiento y la comprensión actual sobre todo el proceso del envejecimiento de la piel, nos permite poder establecer estrategias de protección de la piel mediante el uso de cosméticos desarrollados basándose en estos conocimientos científicos. El propósito no es no envejecer, sino mantener la piel lo más saludable y en el mejor estado posible para que solo afecte el envejecimiento inevitable.
¿A qué me refiero con eso del envejecimiento inevitable? A día de hoy se sabe que hay dos tipos de factores que contribuyen a producir los signos del envejecimiento. Estos son factores intrínsecos y factores extrínsecos.
Los factores intrínsecos son debidos al propio cuerpo, fundamentalmente a la biología y a la genética. El envejecimiento inevitable que nos llegará a todos forma parte de este tipo de factores. Y ese no se puede modificar, ni cambiar. Si que hay otros factores intrínsecos sobre los que podemos intervenir hasta cierto punto a través, por ejemplo, de un buen estilo de vida y una alimentación saludable.
Por otra parte, los factores extrínsecos son aquellos que vienen del exterior, como pueden ser distintos factores medioambientales: polución, radiación ultravioleta, humo de tabaco, climatología adversa, etc. Estos factores externos van acumulando daños en las estructuras de la piel acelerando la llegada de células poco funcionales, que actúan de manera similar a las células senescentes.
Y es precisamente sobre este tipo de factores extrínsecos que podemos actuar fácilmente a través de la cosmética para no acelerar todo el proceso de daño acumulado. Eso sí, para que sea realmente efectivo debes ser constante con tus rutinas de cuidado y tratamientos cosméticos.
El objetivo fundamental será proteger a tu piel de futuros daños, ayudar a tu piel a recuperarse de los efectos de los daños que ya ha recibido y cortar ese círculo vicioso que se forma cuando hay un acúmulo excesivo y crónico de distinto tipo de agresiones.
¿Cómo puedes minimizar los factores externos?
La respuesta es, en realidad, muy simple. Lo complicado es llevarlo a cabo de manera constante, ya que implica cierto esfuerzo y compromiso. No obstante, una vez que lo cojas como algo rutinario, verás que te resulta muuuucho más fácil de mantener de lo que pensabas.
Como siempre te digo, ya sabes que llevar un estilo de vida saludable e intentar reducir el estrés es fundamental como complemento a cualquier rutina de cuidado cosmético para poder conseguir los mejores resultados. Pero hoy, no te voy a insistir más en eso. Hoy me centro en la cosmética.
El secreto para conseguir unos resultados de prevención óptimos, es conseguir que la piel recupere su situación de homeostasis, que es una situación de equilibrio en la que las células son capaces de funcionar mejor. Después de esto ya darle las herramientas que necesitan las células para que se vuelvan a poner en marcha en sus funciones concretas de mantenimiento y reparación.
Cómo recuperar la homeostasis o equilibrio de tu piel
Uno de los básicos de cuidado para no adelantar los daños que causa el paso del tiempo en tu piel es reducir la inflamación crónica de baja intensidad. Para ello, en nuestra crema facial Creamy Cream, hemos incluido activos que se enfocan justamente en el mecanismo fundamental que controla este complejo proceso. Con esto conseguirás proteger tu piel de los efectos crónicos que provocan la gran mayoría de agresiones a la que se ve sometida diariamente.
Una vez minimices esta inflamación crónica, desbloquearás la capacidad de tu piel para mantenerse en equilibrio. Y este es un paso fundamental para que tu piel se mantenga en buen estado y tus células puedan dedicarse a sus principales acciones diarias, en vez de estar en un agotador estado de emergencia continuo.
Qué herramientas le deberías potenciar a tu piel para ayudarla a mantenerse en buen estado
Esto va a depender de las necesidades concretas de cada piel, aunque hay ciertas cosas que siempre está bien potenciar. Nuestra crema facial Creamy Cream es un muy buen ejemplo de esas herramientas que casi desde el principio estaría bien que tratases de apoyar con tus cosméticos.
¿Para qué ha sido diseñada la crema facial Creamy Cream? Su principal función para ayudar a las herramientas propias de la piel es la de promover una correcta actividad tanto de los queratinocitos como de los fibroblastos, dos células muy importantes y numerosas de tu piel.
Por eso, Creamy Cream te ayudará a que todo el proceso de maduración de las capas superiores de tu piel se haga de una manera correcta, favoreciendo y reforzando la función barrera y el correcto funcionamiento de la epidermis. Por otro lado, Creamy Cream también fomentará el proceso de regeneración y mantenimiento estructural de la piel ayudando a los fibroblastos a ser activos y funcionales de nuevo. ¿El resultado? Una piel que se mantiene en mejor estado, saludable y con una apariencia general mucho más bonita. ¿Qué más se puede pedir?