Sí, es mi nueva actividad favorita. Los paseos conscientes, también llamados mindful walking me tienen totalmente enganchada y hoy vengo a contarte qué son y cómo puedes animarte a practicarlos.
Es una actividad sencilla y económica. Podría resumirlo en que es simplemente estar en la naturaleza y conectar con ella a través de los cinco sentidos. Lo ideal sería practicarlo en un bosque, un pinar, un hayedo o similar, pero también está muy bien hacerlo en parques y zonas verdes de tu ciudad. Puedes practicarlo desde que sales de tu casa y, en resumen, es unir el mindfulness con la naturaleza.
¿Por qué practicar mindful walking o paseos conscientes?
En primer lugar, porque el ejercicio físico es recomendable para cualquier persona y especialmente si estás pasando por un momento difícil, te ayudará. En segundo lugar, porque el ejercicio en la naturaleza te aporta serenidad, salud y felicidad. Los espacios verdes nos relajan, estimulan la circulación y liberan tu mente. Es como un chute de felicidad.
Si te apetece disfrutar de los sentidos, te propongo un paseo consciente para sentir el momento y la presencia. Puedes empezar caminando 30 minutos y poner especial atención a los cinco sentidos: vista, oído, olfato, tacto, gusto. De esta forma, podrás crear una experiencia sensorial en contacto con la naturaleza. Esto nos unen con nuestro interior, a la vez que nos conecta con la energía de la zona en la que estemos y la belleza de su paisaje.
Puedes practicar el mindful walkging solo o acompañado de forma silente si así lo prefieres, pero no es obligatorio.
¿Cómo puedo empezar con el mindful walking o paseos conscientes?
Para empezar a disfrutar de los paseos conscientes o mindful walking te recomiendo que cada día prestes atención a un sentido realizando el mismo paseo.
Olfato
El primer día, estate atentx al sentido del olfato. Fíjate en el olor de las plantas, en el olor de la panadería por la que pasas a diario (mmmmh!), en tu propio olor corporal… Huele todas las flores que te encuentres. Por otro lado, y aunque parezca raro, también está bien atender a olores que incluso pueden parecer desagradables a priori como la basura o los excrementos de un animal. Todos ellos nos pueden llevar nuestra atención al presente.
Vista
El siguiente día pon especial atención a lo que ves. Se consciente de los colores de los edificios, de los árboles y flores. Sus tamaños y formas. Observa los detalles de las alas de una mariposa o de una libélula. Fíjate en las personas con las que te cruces durante el paseo. Encontrarás sorpresas en las que jamás te habías fijado.
Tacto
Otro día pon el foco en el tacto. Toca las diferentes hojas de los árboles y plantas con las que te encuentres. Siente sus texturas. Toca el tronco de un árbol. Se consciente del contacto del aire en la piel de tu rostro. El impacto de tus pasos sobre los diferentes terrenos.
Oído
El cuarto día, puedes dedicarlo al oído. Escucha a los pájaros, a los grillos y al resto de animales. Capta la diversidad de sonidos del viento, del crujido de ramas u hojas en contacto con tus pisadas e incluso escucha el silencio.
Gusto
Ya solo faltaría el gusto. Este puede ser el más difícil de desarrollar de todos. Lo más fácil sería mezclarlo con el día del olfato porque están muy conectados. Otra idea es llevarnos algo de comida para el paseo y disfrutar de ello de forma consciente. También puedes pensar en lo que has comido antes del paseo y recordar sus sabores.
Después de esto, puedes y debes mezclar todos los sentidos en tus salidas. Vas a ver que disfrutarás muchísimo más de cada excursión o paseo.
Por último, ¿es lo mismo el mindful walking o paseo consciente que un baño de bosque?
Más o menos. Los Baños de Bosque o Shinrin-Yoku surgen en Japón en 1982 como parte de un programa de salud que buscaba reducir el estrés y a la vez proteger los bosques. ¡Es una súper idea! En Japón y EE. UU., los baños de bosque son ahora una forma de terapia reconocida por el estado y me parece algo genial.
El mindful walking o los paseos conscientes impulsan nuestro sistema inmune.
Piensa que ya en la década de los 80, el investigador sueco Roger Ulrich demostró que solo mirar un árbol desde la ventana de un hospital permitía que los pacientes se recuperasen mejor y más rápido. Entonces, imagínate los resultados de hacer una ruta consciente o coronar una cima. El ejercicio al aire libre ayuda sentirnos mejor física y psicológicamente.
Además, está claro que los buenos recuerdos desencadenan sentimientos positivos. Cuantos más sentidos estén implicados en ese momento, más vívida será la experiencia cuando la revivamos en el futuro. Si eres capaz de absorber esas sensaciones, en el futuro, será más fácil que te sigan haciendo sentir bien.
Entonces ¿te animas a dar paseos conscientes y contarme tu experiencia?