Seguro que los anuncios de la tele te han dejado claro que el pH de la piel está alrededor de 5.5 (entre 4.5 y 5.8 es lo más habitual). Se refiere a la superficie y no debe confundirse con el que tiene cada una de las distintas capas que forman nuestra piel.
En la superficie es más ácido y va aumentando a medida que viajamos a las profundidades. Aunque no lo parezca, mantener un correcto valor de pH tanto en las distintas capas como en la superficie es esencial para un buen funcionamiento de la piel. ¿Quieres tener una piel sana? Entonces deberás prestar atención a este valor.
Qué es el pH
Antes de hablarte de su importancia y de cómo se regula, vamos a explicar qué es exactamente. El pH es una manera de medir el grado de acidez de una solución acuosa. Solo es aplicable a los líquidos que contienen agua en su composición. En los líquidos anhidros (es decir, sin agua) y en los sólidos no puede medirse.
Es una medida relativa y esto significa que es una comparación con un valor “estándar”. Como referencia se ha tomado el agua pura, que se considera neutra, ni ácida ni básica. A esta sustancia se le otorga un valor de 7, que sería el pH neutro, y a partir de ahí se genera una escala que va desde el 1 hasta el 14; siendo el 1 el valor más ácido y el 14 el más básico.
EL pH de la piel. Cómo mantenerlo a raya
El pH del interior del cuerpo tiende a ser neutro, aunque un pelín alcalino. El rango habitual de valores es de 7,35 a 7,45. Sin embargo, el de la piel es alrededor de 5 o 5.5. Esto nos da una idea de cómo de especial es la piel y cuánto hay que llegar a personalizar sus cuidados con respecto del resto del cuerpo.
“Entonces, ¿tengo que tener cuidado del pH de los productos que me aplico en mi piel?” La respuesta es sí y no. No tienes que volverte loc@ buscando solo cosméticos que tengan un pH lo más similar posible al de la piel. La mayoría de los productos cosméticos oscilan entre un valor de pH de entre 4,5 a 6,5 o como mucho 7. Estos valores de pH son totalmente inofensivos para la piel.
Aunque nada más aplicar un producto puede cambiar un poquito el pH de la superficie cutánea, no tienes que preocuparte. Nuestra piel está perfectamente preparada y es muy eficaz en restaurar su valor habitual tras pequeñas variaciones.
Los problemas pueden aparecer en dos ocasiones:
- Usas algún cosmético con un pH demasiado extremo de manera prolongada. Un ejemplo de este tipo de cosméticos serían los peeling químicos (pH muy ácido) y algunos jabones (pH muy básico, en torno a 9-10). En estos casos se debería usar justo después alguna crema que sea protectora, calmante y ayude a neutralizar de nuevo la superficie de la piel.
- Tienes la piel sensible o con algún problema dermatológico. En la mayoría de las pieles con problemas dermatológicos se ha visto que tienen un pH excesivamente alto de manera continuada. Por razones varias, su piel no es capaz de regulalo como debería. En estas ocasiones será beneficioso emplear un cosmético capaz de ayudar en la auto-regulación interna del pH de esa piel. Ojo, esto no es simplemente que el cosmético tenga un pH neutro para la piel, sino que debe ayudar a solucionar el problema desde dentro.
¿Y en la piel, para qué sirve?
Después de tantas idas y venidas sobre el pH de la piel, aún no te hemos desvelado qué importancia tiene y por qué no deberías permitir que se descontrole indefinidamente.
Pues bien, esto es sencillo. Hay dos motivos fundamentales: las enzimas y los microorganismos.
El pH es fundamental en cualquier reacción biológica para que pueda llevarse a cabo. El cuerpo humano cuenta con unas estructuras pequeñitas que se llaman enzimas que se encargan de acelerar las reacciones que deben ocurrir en el cuerpo para su buen funcionamiento.
Hay cientos de enzimas distintas y cada una se encuentra “más cómoda” a un pH concreto. Tanto que, si el grado de acidez/basicidad del medio se desvía mucho de su grado preferido, se pone en huelga y no funciona. Esto hace que las funciones y estructuras de la piel se vean afectadas y no se lleven a cabo de manera eficaz. Y como podrás imaginarte, es aquí donde empiezan a aparecer los problemas graves.
En cuanto a los microorganismos, el pH más elevado favorece que puedan crecer más de la cuenta. Esto no significa que de manera habitual no los haya. De hecho, en la superficie del cuerpo hay millones de microorganismos de los que nos valemos para ciertas cosas, pero se encuentran en equilibrio, que con un pH más alto es más fácil de romper y crezcan más descontroladamente.
Como ves, es muy importante que el pH de la piel se mantenga dentro de los límites adecuados. En condiciones normales es fácil que lo consigas sin esfuerzos adicionales. Pero, si tienes problemas dermatológicos o usas productos muy agresivos de forma continuada debes prestar más atención.
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